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CORRIENTE
LIT.: Indigenismo
MICROBIOGRAFIA.- Nació en Acora en 1911
GENERO NARRATIVO
CUENTOS
- "Niños del Collao"(1937)
- "Mi
tirallo"
- "Lectura para niños"
GENERO EXPOSITIVO
ENSAYOS
- "Danzas
y Bailes del altiplano"
- "Exégesis biográfica del Maestro
José Antonio Encinas" (Lima,
1969)
PERICO VICUÑA
Autor : José Portugal Catacora
Perico Vicuña nació una fría mañana de invierno en
que la puna se cubrió de una densa capa de nieve, que le daba la apariencia de
una inmensa cama, cobijada con grandes sábanas blancas sin una sola mancha.
- Mamá: hace mucho frío -dijo Perico a su madre.
-Sí, hijito, sí; pero pronto te acostumbrarás,
porque nosotros siempre vivimos donde hay frío, no nos sienta bien el calor -le
explicó su madre, acariciándole la cabeza.
Otro día volvió a preguntar Perico:
- Mamá: ¿quiénes somos nosotros y de donde venimos?
- Nosotros somos estrellas caídas del cielo. Una vez
hubo lluvia de estrellas y llegamos a la tierra; por esto tenemos el color del
fuego -explicó la madre vicuña.
Perico, sintiéndose estrella, comparaba el color de
su lana con la brillantez de las estrellas en las noches lunadas.
- Mamá: ¿Por qué tenemos la lana de fibras tan
delgadas y cortas? ¿Por qué no tenemos de fibras largas y gruesas como de la
llama o las alpacas? -interrogó Perico otro día.
-Porque nosotros somos seres celestiales y nos
vestimos con las fibras finas de las nubes arreboladas de las tardes
invernales- explicó la madre vicuña.
Un tiempo después, Perico preguntó de nuevo.
- Mamá : ¿Por qué las llamas y las alpacas viven con
los hombres?
- Es que ellos nacieron con alma de siervos;
nosotros somos seres libres.
Los hombres han convertido en bestias de carga a las
llamas y trasquilan su lana a las alpacas cada año. Los hombres son malos. Hay
que huir de ellos, por que dice que están planeando domesticarnos.
- Mamá, eso no puede suceder; ¡no lo debemos
permitir! - protestó Perico.
- Se comenta que ya están instalando criaderos en
algunas haciendas.
- ¡Eso si que no, madre!
- Pero hijo, pensándolo bien, ¿no te parecería mejor
que nos mantengan los hombres y no que nos exterminen los cazadores?
- Aunque eso fuera mejor, madre, es preferible que
vivamos sin lazos que nos aten a ninguna esclavitud - expresó Perico con
pensamiento precoz.
- Tienes razón, hijo. Cuidaremos de que los hombres
no nos sometan a su voluntad- terminó la madre vicuña, sentenciosamente.
Después de aquella conversación Perico se olvido de
todo. Y creció alegre, juguetón, ágil y robusto.
Pasaba los días triscando sobre los cerros
encrespados y las estepas sin horizontes. Y sus patitas parecían "agujas
cosiendo cerros con hilitos de nieve" en los días estivales, sobre las
punas nevadas de las altas cordilleras.
Cuando ya estuvo jovencito, sintió una viva simpatía
por una vicuñita. Pero le descubrió la vicuña macho, que era el Jañacho o
patriarca de la manada; y lo arrojó fuera de ella a golpes, sin escuchar los
ruegos de la madre que se quedó llorando.
Perico Vicuña deambuló muchos días por lomas y
quebradas, pampas y laderas, solito y triste. Un día vio a la distancia un
hombre armado de un fusil y un miedo horrible se apoderó de él; pero escapó
gracias a la agilidad de sus patas delgaditas. En vano el cazador le disparó
varias veces. Las balas le cruzaban la cabeza silbante, pero no le alcanzó
ninguna.
Después de correr horas y horas, Perico encontró un
pequeño rebaño de vicuñas machos que le acogieron en su grupo, cariñosamente.
Eran también vicuñas jóvenes que en su niñez fueron arrojados de su manada por
viejos janachos. Con ellos empezó a vivir una nueva vida, unidos por la
desgracia común que sufrieron en su infancia.
Cada día se preparaban con ejercicios de lucha para
ser sanos y fuertes, a fin de tener su propia manada algún día.
La oportunidad no se dejó esperar. Al llegar a las
faldas de una lomas se encontraron con una manada de doce vicuñas hembras con
su jañacho.
Nuestra vicuñita que ya era joven robusto y fuerte,
desafió al jañacho viejo a un combate de caballeros. Y el desafío fue aceptado,
como lo determinaba la dignidad moral del anciano vicuña y la costumbre
establecida entre estos seres.
Entonces las vicuñas hembras formaron un círculo
perfecto y en el centro del ruedo se colocaron los dos caballeros combatientes.
Pronto se inició el combate. Mordiscos, cabezazos,
manotadas y patadas, menudearon de ambas partes. Y los dos cuerpos rodaban por
momentos como un ovillo atado por los pescuezos.
Al principio parecía que el jañacho viejo iba a
triunfar pero pasaron como dos horas y al fin se cansó y cayó; mientras que
nuestro héroe no sintió fatiga, lo cual le sirvió para imponerse
definitivamente sobre su enemigo.
Una vez triunfantes, Perico pisó el cuerpo del viejo
vicuña, con la cabeza en alto, como demostración de ser el nuevo jañacho.
Luego, emprendió una larga carrera con las doce
vicuñas hembras que lo siguieron en una disciplinada fila india que se perdió
en el horizonte, como una cinta ondulante de oro.
Cuando Perico, el
nuevo jañacho, se alejó seguido de sus hembras, apareció revoloteando en
lo alto del cielo un gigantesco cóndor, que planeando, bajó hasta el suelo;
cogió con sus potentes garras a la vicuña macho muerto y en vuelo parsimonioso
se alejó del lugar, hacia su nidal ubicado en el próximo picacho.
Y la puna quedó tranquila y vacía, envuelta en la
inmensidad del silencio y la soledad.
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